Así es la vida, impredecible y misteriosa. Es una gran
aventura que día a día nos sorprende con algo nuevo. Se pueden hacer planes de
vida, pero eso no nos asegura que será hará tal cual. En cualquier momento el
rumbo puede cambiar o el plan puede ser modificado de alguna manera. Sobretodo
cuando como yo, dejo lo imposible en manos de Dios, lo digo en serio si confían
en Él y dejan es sus manos su vida aténganse a las consecuencias… Solo
bendiciones y cosas buenas pero no sin antes dejarnos una lección en cada una
de ellos y no les aseguro que todo sea color de rosa.
Un ejemplo simple lo estoy viviendo en estos instantes. Ayer
estaba haciendo planes para el fin de semana, me levantaba no tan temprano y cosía
encargos para generar algunos ingresos mientras tanto… Hoy estoy madrugada
sentada en el aeropuerto esperando mi vuelo (demorado) para ir a trabajar en
Bogotá. En un abrir y cerrar de ojos, una llamada, una decisión y un cambio de
rumbo de los planes a corto plazo, pero con la conciencia que es un paso más,
una ficha más que va construyendo mi futuro y que en el presente me llena de
experiencias, enseñanzas y bendiciones que como dije anteriormente no dejan de
llegar por todos lados!
Respecto a lo planteado anteriormente, Si, si debemos
planear nuestra vida, tener claro que queremos hacer y como lograrlo, trazarnos
metas, seguir los sueño y luchar por ellos pero estar abiertos y ser flexibles
a los cambios inesperados de rumbo, a superar esos peros y condiciones que se
nos cruzan en
el camino cada que tenemos miedo de tomar una mala decisión. La
mejor solución para esto es respirar hondo, tomar las cosas con calma y aunque
a muchos no les guste una de las enseñanzas que le saque a El man es German es:
siempre sacar los “pros” y contras” a cada situación para así tomar la que más
nos convenga o la que más beneficios pueda traernos.
Como dice la campeona olímpica Mariana Pajón “El mayor rival
es uno mismo”. Muchas veces nos quejamos y andamos diciendo que todo sale mal o
no sale como lo queremos, y si lo pensamos bien, en gran parte la culpa la
tenemos nosotros mismos, nosotros somos nuestro mayor problema, nos ponemos
obstáculos que no somos capaces de quitar del camino precisamente porque
sabemos que es lo que puede detenernos. Así que debemos estar más abiertos y
concentrados en la meta.
Ya cambiando de tema, logré después de 2 horas montarme al
avión y viajar a la capital. Esperaba llegar a tiempo para entrar a la hora de
entrada pero por no se logró. He ido aprendiendo a no PREocuparme por cosas que
no puedo manejar, a controlar el malgenio porque nada saco con molestarme, o
si, me gano un dolor de cabeza y dañarme el día. Así que, cuando tengan alguna
de estas situaciones donde no se puede hacer nada, relájese y haga algo útil,
regañar, reclamar y pelear no va a hacer
que el avión se tele transporte o su problema sea resuelto por un genio de una
lámpara.
Llega la hora de buscar la maleta. Encontré el lugar donde
debía esperar y pacientemente lo hice; empecé hace poco una terapia a ver si me
ayuda a dejar de ser tan criticona (uno de mis más grandes defectos) y analizo,
escucho y trato de conocer y comprender a las personas a través de las
actitudes, posturas, gestos, formas de vestir, conversaciones, entre otras
cosas. Es interesante y ayuda a ponerse a veces en los zapatos de los otros o
conocer algo de ellos sin hablarles.
De pronto… algo cautivo mi atención, y es aquí donde va un
tip para los viajeros, como diría mi hermano un dato para anotar en sus
“bitácoras de viaje”. Si van a viajar y van con maleta nueva o ajena y
necesitan identificarla de alguna manera NO LE PONGA UNA CINTICA DE COLOR
jajajajaja de 50 maletas 45 tienen una cintica de algún color así que no usen
colores comunes o para mayor seguridad inventen alguna otra manera porque eso
de la cintica se volvió algo común y yo hacia parte de ese método.
Mi viaje terminó directamente en la oficina. Mis tíos me
recogieron y me tuvieron que dejar allá para no perder más tiempo. Sentí una
gran alegría al volver, pues muchos no sabían que yo iba y me recibieron de una
manera muy especial. Salude a mis compañeros y recibieron su típico detalle de
un viajero que viene de Medellín, un rico turrón del Astor.
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